sábado, octubre 14, 2006

"EL VIENTO QUE AGITA LA CEBADA"



La última película de Ken Loach habla de la Guerra Civil irlandesa


Pocos meses antes que una comisión independiente certificara que el IRA había abandonado el terrorismo y que el premier británico Tony Blair afirmara que se abría la puerta a un acuerdo de paz definitivo en el Ulster, Ken Loach ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes 2006 con su última película “comprometida”, derrotando allí a los favoritos Pedro Almodóvar (Volver) y Alejandro González Iñárritu (Babel).

El polémico Loach (1936) ha vuelto al tema del IRA (Agenda oculta, 1990) con una obra artística de gran valor histórico y rabiosa actualidad política. Si ayer trató con bastante tino sobre la Guerra Civil española (Tierra y libertad, 1995), hoy habla del eterno conflicto fratricida en Irlanda, acometiendo con menos parcialidad la Guerra Civil (1922-1923) que se dio en ese sufrido país tras la firma del Tratado de Autonomía (6 de diciembre de 1921).

Ambientada entre los años 1919 y 1923, recrea el drama personal de dos hermanos de origen campesino –miembros del llamado Ejército Republicano Irlandés–, que luchan primero unidos en la guerra de independencia contra Inglaterra, para después enfrentarse en un conflicto bélico entre facciones nacionalistas fraternas, que acabará con el fusilamiento del más intelectual –médico– por el otro hermano militante. El título del filme, The Wind that Shakes the Barley, alude a un verso de una canción del siglo XIX compuesta por Robert Dwyer Joyce, que cantaban en momentos especiales los activistas del IRA o sus simpatizantes.

Como ya ocurrió con la citada Hidden Agenda, en su estreno británico, El viento que agita la cebada fue también atacada por un sector de la crítica oficial: “¿Por qué Ken Loach odia tanto a su país?”, tituló el Daily Mail; mientras The Sun afirmaba que “era la película más pro-IRA jamás filmada”. Más contundente estuvo el crítico del Times de Londres, Tim Luckhurts, que la tachó como “una venenosa perversión antibritánica de la historia de la guerra de la independencia irlandesa”, comparando a sus autores con Leni Riefenstahl.

Ante tales desproporcionados juicios, Loach se defendería así en una entrevista concedida a El Mundo (15-IX-2006). Ésta es la respuesta al periodista Javier Estrada al preguntarle por la opinión de sus detractores: "Supongo que se refiere a los ataques lanzados por la derecha británica más radical, en los que me llegaron a comparar con el nazismo. ¡Si hasta dijeron que había disfrutado promocionando mi película sobre la alfombra roja de Cannes! En serio, si un amigo o conocido mío me dijera esas frases tan terribles, me dolería. Pero que tu enemigo abuse verbalmente de ti puede ser algo hasta positivo. Que tanto Paul Laverty (guionista en este filme) como yo cuestionemos dos hechos fundamentales para ellos. Primero, que el Imperio Británico no fuese una institución de caridad que se paseaba por el globo ayudando a la gente pobre. Y lo segundo, que el problema de Irlanda se derive de la colonización británica, y no de dos bandos irreconciliables porque sí. Parece que si dices esas dos cosas muchos se molestan".

La verdad es que, al contrario del maniqueísmo habitual en otras películas, Ken Loach está aquí muy comedido en sus juicios. Incluso muestra por dentro la división del IRA; ese grupo paramilitar republicano –nacido como Irish Republican Army en 1916, tras la célebre sublevación de Pascua–, que fue evolucionando hacia acciones nacionalistas de carácter terrorista y que después se dividió en diversas facciones, y el cual (como se evidencia en una secuencia del filme) tuvo también planteamientos claramente socialistas.

Por eso, Loach no escatima los excesos de uno y otro bando, sin abusar en la violencia explícita, en un país donde política y familia se confunden, donde ideología y creencias religiosas marcan la vida de unos seres que son capaces de morir y matar por sus convicciones, respondiendo cada cual a su conciencia.

Según Paul Laverty, los personajes de Damien y Teddy se inspiran en buena parte en personas reales y en anécdotas auténticas, al igual que las situaciones de ficción se asemejan a famosos sucesos que ya pertenecen al legado histórico del conflicto angloirlandés.

Lástima, con todo, que los autores del filme –el familiar binomio Loach-Laverty– no ofrezcan un contexto histórico más amplio, reduciendo el conflicto a unas humillantes escenas de opresión por los soldados ingleses y a los antecedentes de la Guerra Civil irlandesa con un noticiario de la época; ya que el discutido Tratado de Autonomía que llevó a ese enfrentamiento entre hermanos (me refiero ahora a todo el país) tuvo unos orígenes que no se explica bien en la película y le restará enteros o una mejor comprensión entre un público no especializado. (Vid., en este sentido, los recientes libros de O’BIERNE RANELAGH, J. Historia de Irlanda, Madrid: Cambridge University Press, 1999; y CAPARRÓS LERA, J. M. La cuestión irlandesa y el IRA: una visión a través del cine, Valladolid: Fancy, 2003, donde incluso reproduzco el juramento de compromiso que sale en el filme, que arrancaría del movimiento de la Joven Irlanda, de aquellos que emigraron durante la Gran Hambruna del siglo XVIII).

Aun así, Ken Loach manifestaría en la referida entrevista, publicada tras su Gran Premio en Cannes: "Entender la Historia es algo esencial. Hay quien dice que quien controla el pasado tiene la llave del presente. (...) En realidad, hay mucha gente que, aun sin ser miembros del IRA, puede contar historias sobre dicha organización".

No estamos, pues, ante una película militante de partido, sino más bien ante una obra de reconstitución histórica, que puede molestar por su lucidez de enfoque a tirios y troyanos. Además, obliga a reflexionar al espectador sobre las consecuencias tanto del colonialismo opresor como del nacionalismo más radical. Y no sólo en Gran Bretaña e Irlanda, sino en otras latitudes mucho más cercanas.

El total desarme del IRA, que ha comenzado a desmantelar sus estructuras y dar de baja a sus miembros –tras la entrega de armas de los años 2001 y 2002–, afirmando que aceptan la vía democrática iniciada por su brazo político (el Sinn Fein y su denodado presidente, Gerry Adams), presenta un panorama bastante optimista que este importante filme de Ken Loach ayuda a rememorar. Y, además, es un ejemplo a seguir –insisto– por otros partidos, grupos nacionalistas o terroristas, autonomías, gobiernos y estados europeos.

(Publicado en FILMHISTORIA Online, vol. 3, núm. 3, 2006 y www.cinemanet.info, 8-XI-2006).

lunes, octubre 02, 2006

PELÍCULAS RECOMENDADAS (5)



Nueva relación de filmes, que recomiendo para un público amplio. Como en las dos anteriores listas, las películas señaladas con un asterisco (*) pueden gustar más especialmente a espectadores de Tercera edad.

He añadido, entre paréntesis y sólo en las cintas de estreno, los títulos que gustarán primordialmente a los cinéfilos.


Estrenos:

- Copying Beethoven*
- El diablo viste de Prada
- Hijos de los hombres
- La joven del agua (cinéfilos)
- El laberinto del fauno
- El perro mongol (cinéfilos)
- Scoop (cinéfilos)
- The Queen (La reina)*
- El tigre y la nieve*
- United 93
- El viento que agita la cebada
- World Trade Center*


Clásicos:

- El apartamento*
- Aquellos chalados en sus locos cacharros*
- Arsénico por compasión*
- ¡Bienvenido, Míster Marshall!*
- Bola de fuego*
- La carrera del siglo*
- Charada*
- La costilla de Adán*
- En el estanque dorado*
- La fiera de mi niña*
- Genoveva*
- Good Bye, Lenin!
- El gran dictador*
- La gran juerga*
- El guateque
- Los hermanos Marx en el Oeste*
- Historias de Filadelfia*
- El hombre tranquilo*
- Juan Nadie*
- Luna nueva*
- El maquinista de la General*
- Mi tío
- Misterioso asesinato en Manhattan
- Ninotchka*
- Una noche en la Ópera*
- La Pantera Rosa
- El profesor chiflado
- La quimera del oro*
- La rosa púrpura de El Cairo
- Ser o no ser*
- Sucedió una noche*
- ¿Teléfono rojo?: Volamos hacia Moscú
- Tiempos modernos*
- El verdugo