lunes, febrero 28, 2011

LOS OSCAR DE HOLLYWOOD PARA "EL DISCURSO DEL REY"

Colin Firth con su merecido galardón

Muy repartidas estuvieron los estatuillas doradas correspondientes a las películas del año 2010. Como ya han sido valoradas por todos los medios de comunicación, me centro más aquí en la película que triunfó


La 83ª edición de los Oscar de la Academia se recordará como aburrida, soporífera, discursiva y un tanto aburrida. Pero las películas premiadas aumentarán su recepción mundial y rendimiento en taquilla.

La principal vencedora de la gran noche de Los Ángeles ha sido El discurso del rey, el espléndido biopic británico de Tom Hooper, con las cuatro estatuillas más preciadas: Mejor película, director, guión original y actor protagonista.

Empatada con este filme, ha sido Origen, aunque que ha llevado Oscars más técnicos, seguida de La red social, con tres, y The Fighter y Alicia en el País de las Maravillas, con dos. Mientras el remake de Valor de ley se fue de vacío.

Pocos días antes de la concesión de los Oscar de este año, la SER me entrevistó a través de Ràdio Barcelona, sobre la película que previsiblemente iba a ganar. Éstas son las respuestas que di a la periodista MARIA MARTÍ, que reclamaba mi visión como historiador:

- The King’s Speech es rigurosa, pero se centra demasiado en el problema personal del futuro rey de Inglaterra. No obstante, el contexto sociopolítico de la época -el período de entreguerras- está bien evocado, así como los personajes principales y la ambientación en escenarios naturales británicos. Tom Hooper (nacido en Londres, en 1972) es un notable director, guionista y productor de TV, apenas conocido en la pantalla grande, que se consagrará en el cine si consigue los Oscars de Hollywood, gracias también a la gran interpretación del galán Colin Firth, como Jorge VI, y del veterano Geoffrey Rush, como el logopeda Lionel Logue (actor que ya había ganado la estatuilla dorada por Shine, encarnando la vida del pianista David Herlfgott).

- Jorge VI era el segundo hijo del Jorge V de Inglaterra y el sexto de la dinastía Hannover (que se inició en 1714), de la casa de Windsor. Bertie (Alberto, su primer nombre de pila) sucedió a su hermano Eduardo VIII, en 1936, cuando murió su padre y aquél renunció al trono (sólo estuvo 325 días reinando) para casarse con una plebeya, la Sra. Simpson, una norteamericana dos veces divorciada.

- Coronado en la Abadía de Westminster, en 1937, antes del estallido de la II Guerra Mundial, Jorge VI viajó a Estados Unidos y Canadà. Durante la gran conflagración bélica, pese a las recomendaciones del Gobierno, decidió permanecer en Londres, visitando las zonas afectadas por los bombardeos alemanes y a las tropas británicas en los frentes. Fue el último emperador de la India (1950) y rey de Irlanda (1949). Murió en 1952, a causa de un cáncer de pulmón, sucediéndole su hija mayor, Isabel II, hasta hoy. Había nacido en 1895.

- Tal como aparece en el filme, era tartamudo (como se comprobó en su pretendido discurso de las Olimpíadas de 1924, con el cual se inicia la película). Y existió realmente este logopeda y actor frustrado, que le ayudó y sería su amigo. Agradecido por sus servicios, el rey le nombró Lord. Lionel Logue consiguió aliviar su tartamudez -que Jorge VI padeció toda la vida-, que superara su complejo y recuperada la autoestima propia y de la misma nación, del Imperio británico.

- El discurso que titula la película fue real, y un rey tartamudo pudo hacer frente al miedo ante el nazismo -recuérdese que su hermano había simpatizado con el régimen hitleriano- e infundir moral y esperanza a su país en guerra.

Por tanto, si alguno no ha visto El discurso del rey, se la recomiendo encarecidamente.

lunes, febrero 14, 2011

"TAMBIÉN LA LLUVIA", DE ICÍAR BOLLAÍN, UNO DE LOS FILMES ESPAÑOLES MÁS IMPORTANTES DEL 2010

La última película de la actriz y directora Icíar Bollaín no fue la gran triunfadora de la XXV edición de la sonada Gala de la Academia Española. Sólo tuvo tres "Goyas", pero en la opinión de muchos especialistas -entre ellos los miembros del Círculo de Escritores Cinematográficos, que recibió los principales galardones- es el mejor filme del pasado año. He aquí mi reseña crítica
Bolivia, año 2000. Un equipo cinematográfico español aterriza en este sufrido país andino para rodar un filme sobre la llegada de Colón. A tal fin, el productor –el duro y pragmático Costa– contrata a numerosos extras para interpretar a los nativos; mientras el director –el idealista y sensible Sebastián– se atreve a dar un papel principal al indígena Daniel, un luchador por las libertades de su pueblo. En pleno rodaje, en la localidad de Cochabamba estalla la famosa Guerra del Agua (a causa de la pretendida privatización de una multinacional), que pondrá en peligro la realización de la película. Pero Costa y Sebastián no podrán quedar al margen de la violencia gubernamental y se implican personalmente en el conflicto.

Cine dentro del cine, es la nueva realización de Icíar Bollaín. Una obra artística de categoría, que fue seleccionada por la Academia Española para representar a nuestro país en los Oscar de Hollywood 2010, pero que al final no sería nominada al Mejor filme de habla no inglesa.

No obstante, el libreto se debe a un cineasta extranjero: Paul Laverty –el habitual guionista de Ken Loach–, hoy unido sentimentalmente a la directora madrileña. Así relata Bollaín, ya lejos de su notable trabajo como actriz, la génesis de su sexta película: "El guión de También la lluvia ha seguido un camino largo, de varios años. Paul (Laverty) empezó escribiendo un argumento enteramente de época, que cubría los viajes de Colón, sus primeros años en el Nuevo Mundo, y después continuaba con Bartolomé de las Casas. Era un guión muy compacto y apasionante, pero Paul decidió traer esa historia al presente, y relacionar aquella explotación y resistencia indígena encontrada por los españoles en el siglo XVI con lo que ocurre actualmente en Latinoamérica.
La Guerra del Agua, ocurrida en el año 2000 en Cochabamba, era un buen ejemplo de resistencia civil ante la privatización de un bien tan preciado y vital como el oro: el agua. En el guión, Paul logra relacionar las dos cosas contando el rodaje de una película de época en Bolivia.
A mí, cuando lo leí, me pareció un enorme y apasionante reto, porque como directora tenía que contar de alguna manera tres películas en una: por un lado, rodar una película de época, por otro, contar el conflicto del agua y por último, narrar el rodaje y el viaje personal de los personajes principales, Sebastián y Costa, y las decisiones que van tomando a medida que se complican las cosas, ya que el conflicto va interfiriendo poco a poco en el rodaje de la película.
En medio de las tres historias, tanto en el montaje como en el rodaje, he intentado siempre encontrar aquellos momentos que mostraran la evolución del personaje. A veces era una mirada, otras veces un momento de soledad del personaje, y en ocasiones el silencio. Porque siempre tuve claro que el conflicto y la emoción de la película surgían del choque de estos dos personajes y de la percepción de Costa de otra realidad, mucho más cruda, mucho más dura: en esa realidad vive Daniel".

Francamente, Icíar Bollaín ha salido muy airosa de este gran reto. Con un montaje alternante y un ritmo dinámico –el espectador se siente en todo momento arrastrado por la trepidante narración–, logra implicar sentimentalmente al público en el drama íntimo de los protagonistas, a la vez que ofrece una reflexión nada maniquea de la Conquista de América.

Por un lado, a través de la historia del indio Hatuey –primer resistente a los conquistadores–, se muestra un triste episodio histórico del ejército colombino. Y por otro, se hace hincapié en el coraje de dos miembros de la Iglesia que denunciaron con la doctrina católica el maltrato y abuso de los indígenas; concretamente, la que hizo el padre dominico Antonio de Montesinos –primer misionero que se pronunció en defensa de los nativos, en 1511– y también la más célebre del ayer discutido Fray Bartolomé de las Casas –gran protector de los indios y precursor de los derechos humanos, hoy considerado uno de los fundadores del Derecho Internacional moderno–, quien evidenció la codicia y crueldad de los conquistadores, enfrentándose a todo un Imperio, y que actualmente está en proceso de beatificación.

Sin ningún aire feminista –tampoco lo había en la anterior obra de Bollaín, Mataharis–, la crítica de cine madrileña Ana Sánchez de la Nieta valoraría así un filme que califica de redondo y metacinematográfico: "Su trabajo roza la perfección, y lo que podría haber sido una acumulación de ideas, tramas y personajes se desarrolla en escena con la precisión de un reloj suizo. Hay frescura, naturalidad, vida, las historias que se cruzan y descruzan, la ficción y la realidad se confunden... Pero también hay líneas de dialogo ejemplares, reflexiones profundas, críticas afiladas y realismo, sin llegar nunca a caer en un planteamiento maniqueo que sobrevuela amenazadoramente la película. Hubiera sido fácil hacer una cinta de buenos y malos: de indios buenos y europeos malos, o al revés; de cineastas liberales y curas explotadores, o al contrario. Hubiera sido muy fácil, pero entonces no estaríamos ante una película tan notable que ya en su cartel (“Hay algunos que quieren cambiar el mundo. Pocos quieren cambiarse a sí mismos”) indica que para hablar de la Historia, de la pobreza, de la marginación, del choque cultural o de la conquista no se puede ser simplista. La realidad es más compleja, pero también mucho más atractiva y, como demuestra Icíar Bollaín, mucho más dramática y cinematográfica. La carrera de Icíar Bollaín es una de las más ejemplares del cine español. Cada película que rueda es mejor que la anterior. (Cfr. Aceprensa, 29 de diciembre de 2010).

Todo ello, secundado con una excelente ambientación e interpretación, a cargo de Luis Tosar, Gael García Bernal, Carlos Aduviri y Karra Elejalde -"Goya" al Mejor actor de reparto-. Y la siempre idónea banda sonora de Alberto Iglesias, quien, junto a la mejor dirección de producción, fue también premiada por la Academia Española.

En efecto, También la lluvia es uno de los filmes más importantes del 2010. Ganó por un "Goya" a Balada triste de trompeta, del dimisionario presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, el polémico Álex de la Iglesia, pero sería derrotado por Pa negre (véase reseña más abajo), que se llevó nueve estatuillas.

martes, febrero 01, 2011

"VIVIR PARA SIEMPRE", PREMIO DEL CEC AL MEJOR GUIÓN ADAPTADO


La última película de Gustavo Ron acaba de ser premiada por el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC), de Madrid, al Mejor Guión adaptado.
Un mes antes había recibido el Premio Cinematográfico "Familia" 2010.
He aquí mi reseña crítica

Sam es un niño de doce años, que vive con sus padres y hermana pequeña, en Newcastle (Gran Bretaña). Enfermo de leucemia, los médicos le han vaticinado un año de vida. Consciente de su próxima muerte, afrontará esos últimos meses con la conciencia muy lúcida, al tiempo que se pregunta por qué tiene que morir tan joven. A tal fin, escribe un diario, filma vídeos sobre vivencias cotidianas y quiere ver cumplidos unos cuantos sueños. Le acompañarán en el deceso no sólo la sufrida familia, sino su amigo Félix –otro chico enfermo de cáncer, que conoce en el hospital y fallece poco antes– y la joven enfermera que le atiende en su domicilio.

Aunque el filme está ambientado en el norte de Inglaterra, toca un tema universal que nos afecta a todos. El cine español del período anterior ya lo trató en Planta 5ª (Antonio Mercero, 2003), pero con otro tono. Gustavo Ron, en su segundo largometraje (véase reseña de su excelente ópera prima, Mía Sarah, más abajo) ha avanzado mucho desde el año 2006, cuando debutó en el cine comercial. El aire de esta nueva película es indie, posee además una estética vanguardista y el atrevimiento de haberla realizado en inglés y con actores británicos, muy dirigida también al mercado internacional. De ahí el relativo éxito que lamentablemente ha tenido en España, aunque se ha vendido a todos los países de Latinoamérica y parte de Europa.

Así, sin abandonar ese toque de “realismo mágico” y surrealista que ya le caracteriza como autor, ni tampoco el estilo Capra que algunos críticos comentaron en su día (pienso ahora en la magistral ¡Qué bello es vivir!), Ron ha adaptado una novela de Sally Nichols –titulada en castellano Esto no es justo– de forma muy original, con dibujos, esquemas, anotaciones al margen, bocadillos escritos sobre el plano en pantalla y animación en un teatrillo digital. Veamos, con todo, su voluntad de expresión: "La película no va de la muerte, sino sobre la vida, de cómo aprovechar cada minuto. Si te quedan tres meses, son tres meses, pero los conviertes en algo maravilloso. Lo que te queda del libro, y espero que también de la película, es que va sobre aprender a vivir. Es el recorrido que tienen que hacer unos padres que saben que el hijo va a morir y el recorrido que debe hacer un niño que sabe que nunca va a ser adolescente. Yo estaba obsesionado con que la película no iba sobre la muerte, y quería que todo el equipo tuviera claro que el mensaje de fondo era cómo cumplir tus sueños. Por eso recopilé una serie de frases que se han dicho a lo largo de la historia sobre este tema, para que se viera que siempre ha estado presente. Vivir para siempre te habla de temas duros, claros, y que van directos a lo que todos somos.

En efecto, este planteamiento me ha recordado una célebre frase de El Gatopardo (Luchino Visconti, 1963), obra maestra que cada año proyecto en clase para explicar el Risorgimento italiano en la Universidad. Dice Don Fabrizio, el príncipe di Salina (Burt Lancaster) ante su sobrino Tandredi (Alain Delon) y la bella Angelica (Claudia Cardinale): “Los jóvenes nunca pensáis en la muerte; siempre se mueren los demás, es algo que les ocurre a los otros”.

Sin intelectualizar su obra, Gustavo Ron logra un relato intimista, muy real, nada dramático, incluso con sentido del humor, pero que emociona al espectador. Y evita la prédica fácil sobre el Más Allá; pues será el público agudo quien deducirá el sentido trascendente que posee su filme. Aun así, vi derramar lágrimas en la noche de estreno, pero la gente salía contenta de la sala.

Un crítico tan exigente como Jerónimo José Martín fue uno de los colegas que mejor trató tan atrevida y “comprometida” película; mientras otros colegas españoles la minusvaloraron o subestimaron injustamente. He aquí los últimos párrafos de su reseña:

"Como en Mía Sarah, destacan la música (César Benito), el montaje (Juan Sánchez), la fotografía (Miguel P. Gilaberte) y las interpretaciones, especialmente las de los jovencísimos Robbie Kay y Alex Etel, que a pesar del estirón que ha dado conserva la inocencia y el carisma que mostró en el papel protagonista de Millones. Por su parte, la hipnótica puesta en escena permite el salto fluido de la comedia más hilarante al drama contenido, y de éste a la tragedia, con momentos de enorme emotividad. Algunos quizá encuentren la película demasiado sentimental, pero otros agradecerán que ponga toda su carne en el asador cuando quiere hacer reír o llorar. Además, Vivir para siempre nunca se queda en los sentimientos: desarrolla una profunda reflexión, de clara inspiración cristiana, sobre el sentido de la vida, la muerte y el sufrimiento, así como una reivindicación de la alegría de vivir –en las antípodas del hedonismo materialista dominante– y una exaltación de la familia como núcleo de solidaridad. En este sentido, cabe destacar el arco dramático del personaje del padre, desde su incómoda pasividad inicial hasta el conmovedor desenlace". (Aceprensa, 6 de octubre de 2010).

Por eso, el Jurado de la Asociación Española CinemaNet le otorgó por unanimidad –ex aequo con el documental catalán María y yo (véase también reseña)– el Premio Cinematográfico “Familia” 2010, en su XV edición, por sus valores humanos, familiares y sociales. Y un mes más tarde, el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC, Madrid) le ha concedido el premio al Mejor Guión adaptado. Esperamos tu próxima película, Gustavo Ron.