domingo, noviembre 18, 2007

DIOS Y WOODY ALLEN

Reflexivo Allen, en una secuencia de Hannah y sus hermanas

DEBATE EN EL CONGRESO INTERNACIONAL DE TEOLOGÍA Y CINE

Las reflexiones religiosas que el director norteamericano divulga en sus películas centran la ponencia de un historiador


CRISTINA SAVALL
BARCELONA


"Para ti soy ateo. Para Dios, la oposición". Es una de las frases más célebres de Woody Allen, pero ayer no se citó en el primer Congreso Internacional sobre Teología y Cine, que se celebra en Barcelona. Las reflexiones religiosas que divulga en sus películas centraron la ponencia del historiador Josep Maria Caparrós, en este insólito encuentro que preside Enric Planas, exdirector de la Filmoteca del Vaticano.

A Allen le preocupan, según Caparrós, tres temas: la muerte, el sexo y Dios. Aunque matizó lo del sexo: "Lo que más le interesa ahora es el amor permanente". El profesor de la Universitat de Barcelona recordó los artículos que el cineasta publicaba en la revista The New Yorker, recopilados en el ensayo ¿Cómo acabar de una vez por todas con la cultura?, donde ironiza sobre Sigmund Freud y el psicoanálisis, Immanuel Kant y la filosofía, Ingmar Bergman y la trascendencia de su cine, la poeta Gertrude Stein y las autobiografías, el poder y la autoridad. Ni Dios se libraba.

"Se estaba autodestruyendo. Esa época coincidía con sus primera películas -Bananas (1971) y Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar (1972)-, donde el cinismo eclipsaba su profundidad existencial", afirma Caparrós, para quien su formación hebrea provocó serias dudas: "Si Dios existe, ¿cómo ha sido posible el Holocausto?".

Hannah y sus hermanas (1986) es fundamental para percibir la evolución ideológica del cineasta que acaba de rodar en Barcelona y sobre el que prepara un libro, que se publicará el próximo año coincidiendo con la llegada de Vicky Cristina Barcelona a las salas. "Fue su primera comedia teológica". En ella, Allen es un productor de TV obsesionado con el sentido de la vida. Su acercamiento al catolicismo dará lugar a los pasajes más cómicos de la trama. En Delitos y faltas su reflexión es profunda. "Habla de la mirada de Dios. ¿Cómo permite tantas acciones terribles? La conclusión a la que llega es que Dios nos observa, pero se limita a mirar".

(Publicado en El Periódico de Catalunya, 17-XI-2007).

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