Este “comprometido” documental se presentó en la festividad de San Jordi’09 (la “Diada” en Cataluña), cuando en las más populares avenidas de Barcelona se celebraba la multitudinaria fiesta del Libro y la Rosa
Se trata del notable debut en la dirección cinematográfica de una veterana productora, Isona Passola, quien ha contado con el coguionista Joan Dolç como realizador y montador. De ahí que, en rigor, haya que dar la autoría del filme a sendos cineastas.
Con el eslógan jo només vaig a veure pel·lícules que acabin bé (“yo sólo voy a ver películas que acaben bien”), los autores manifestaron así su voluntad de expresión (que traduzco también del catalán):
“Hoy es más necesario que nunca que los catalanes nos expliquemos aquí y fuera. Hasta este momento, parece que no se haya encontrado la manera de que Cataluña y España encajen. La desinformación, el desconocimiento y la poca difusión en el resto del Estado, hacen que sea necesario, ahora más que nunca, un esfuerzo de reflexión de la sociedad civil. El diálogo se ha de abrir en un horizonte moderno y europeo.
Queremos, como lo hizo La pelota vasca de Julio Médem en su momento, empujar a la reflexión con la visión serena de pensadores de todas las tendencias, más que con la de los políticos, que tienen todo el espacio en los medios. Desde Toni Soler a Xavier Rubert de Ventós, pasando por Albert Boadella; de José Alcalá-Zamora y Queipo de Llano a Luis María Ansón, pasando por el humorista Máximo, y más de cuarenta hombres y mujeres RAZONANDO y SACUDIENDO nuestros prejuicios, sobre el sentido de los Estados y de las Naciones, ¡ahora que ya es el futuro!”.
Francamente, el tándem Passola-Dolç consigue con creces sus objetivos. La película resulta apasionante, las entrevistas se siguen con fruición. Isona Passola evita en esos diálogos ante la cámara el propio protagonismo; pues nunca sale en el plano. Y deja hablar a sus anchas a pensadores, gente de letras, filósofos y políticos, que exponen con entera libertad sus a veces encontradas visiones sobre cada cuestión. Asimismo, Joan Dolç combina las figuras con imágenes que enriquecen o aclaran el contexto al que se refieren los 34 entrevistados, evitando la pesadez del “busto parlante” y haciendo más dinámica la narración.
Cataluña Espanya –su título ya dice mucho– ofrece luces sobre unos temas que han estado y siguen hoy controvertidos por la opinión pública: la persecución de la lengua vernácula durante el primer franquismo y su actual pretendida imposición, el nuevo Estatuto de Autonomía y el problema de la financiación, el nacionalismo y la unidad de España, el independentismo y la autodeterminación... En fin, prácticamente no se echa de menos ningún tema candente.
Además, todo ello se expone con moderación y cierta apertura, sin caer en radicalismos ni en la tendenciosidad que nos tienen acostumbrados este tipo de películas, habitualmente cerradas. Un 10, por tanto, para su eficiente equipo técnico-artístico. Por eso, bajo el epígrafe “Un filme siempre oportuno”, el periodista José Rico se pronunciaría en estos términos:
“La idea no es nueva. El inspirador fue Julio Médem. La cinta, de hora y cuarto de duración, se gestó en una conversación entre Passola y el director vasco, quien le confesó que se arrepentía de haber realizado La pelota vasca por el hostil recibimiento que había propiciado.
Pero Passola da por hecho que la acogida de su obra no será la misma, a pesar del paralelismo con el filme de Médem, que viene a la cabeza del espectador a lo largo de cada tema que aborda: el catalán, los papeles de Salamanca, las balanzas fiscales, la cuestión identitaria, los orígenes de España, la transición, el Estatut, la financiación y el independentismo.
La idoneidad del momento parece fuera de toda duda. Cualquiera de estos temas pasados o actuales (y otros que vendrán) explotan los recelos de España hacia Catalunya y viceversa, por lo que la directora confiesa que se trata de un trabajo “siempre oportuno”.
Además, difícilmente puede disgustar. Para los catalanistas o españolistas convencidos, es un bálsamo reconfortante. Y para los que nadan entre dos aguas, algunas opiniones les convencerán de que las etiquetas no suelen ser buenas. No se podrá acusar de españolista a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, ponente constitucional que afirma sin cortapisas que “Catalunya es una nación, y Madrid no”. Tampoco a un catedrático de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha como Juan Sisinio Pérez Garzón, quien admite que Catalunya sale perjudicada con la financiación autonómica y que sitúa el origen de la nación española con la Constitución de 1812, y no 300 años atrás. Ni se podrá tachar de radical a Riquer cuando reconoce abiertamente que Catalunya “no se ha sabido explicar bien” en España”. (Cfr. “La película Cataluña-Espanya profundiza en los recelos con que se miran las dos naciones”, en El Periódico de Catalunya, 26 de abril de 2009).
Por otra parte, aparecen imágenes televisivas de José María Aznar, Mariano Rajoy, Alfonso Guerra, Rodríguez Ibarra, Carod-Rovira..., entre otros líderes de la Oposición y del Gobierno de la izquierda, que resultan muy clarificadoras y sirven como contrapunto al relato; al igual que la voz en off de César Vidal, desde “La Linterna de la COPE”, que abre el filme. También se incluye, en los títulos de crédito finales, la lista de aquellas personas representativas que no aceptaron ser entrevistadas, como Pilar del Castillo, Miquel Roca Junyent, Jiménez Losantos o Pedro J. Ramírez.
No sé si Cataluña Espanya contribuirá a un mejor entendimiento de y en nuestro país. Pero, sin duda, puede servir como punto de partida para un sano y amplio debate público entre los ciudadanos del Estado español.
Francamente, el tándem Passola-Dolç consigue con creces sus objetivos. La película resulta apasionante, las entrevistas se siguen con fruición. Isona Passola evita en esos diálogos ante la cámara el propio protagonismo; pues nunca sale en el plano. Y deja hablar a sus anchas a pensadores, gente de letras, filósofos y políticos, que exponen con entera libertad sus a veces encontradas visiones sobre cada cuestión. Asimismo, Joan Dolç combina las figuras con imágenes que enriquecen o aclaran el contexto al que se refieren los 34 entrevistados, evitando la pesadez del “busto parlante” y haciendo más dinámica la narración.
Cataluña Espanya –su título ya dice mucho– ofrece luces sobre unos temas que han estado y siguen hoy controvertidos por la opinión pública: la persecución de la lengua vernácula durante el primer franquismo y su actual pretendida imposición, el nuevo Estatuto de Autonomía y el problema de la financiación, el nacionalismo y la unidad de España, el independentismo y la autodeterminación... En fin, prácticamente no se echa de menos ningún tema candente.
Además, todo ello se expone con moderación y cierta apertura, sin caer en radicalismos ni en la tendenciosidad que nos tienen acostumbrados este tipo de películas, habitualmente cerradas. Un 10, por tanto, para su eficiente equipo técnico-artístico. Por eso, bajo el epígrafe “Un filme siempre oportuno”, el periodista José Rico se pronunciaría en estos términos:
“La idea no es nueva. El inspirador fue Julio Médem. La cinta, de hora y cuarto de duración, se gestó en una conversación entre Passola y el director vasco, quien le confesó que se arrepentía de haber realizado La pelota vasca por el hostil recibimiento que había propiciado.
Pero Passola da por hecho que la acogida de su obra no será la misma, a pesar del paralelismo con el filme de Médem, que viene a la cabeza del espectador a lo largo de cada tema que aborda: el catalán, los papeles de Salamanca, las balanzas fiscales, la cuestión identitaria, los orígenes de España, la transición, el Estatut, la financiación y el independentismo.
La idoneidad del momento parece fuera de toda duda. Cualquiera de estos temas pasados o actuales (y otros que vendrán) explotan los recelos de España hacia Catalunya y viceversa, por lo que la directora confiesa que se trata de un trabajo “siempre oportuno”.
Además, difícilmente puede disgustar. Para los catalanistas o españolistas convencidos, es un bálsamo reconfortante. Y para los que nadan entre dos aguas, algunas opiniones les convencerán de que las etiquetas no suelen ser buenas. No se podrá acusar de españolista a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, ponente constitucional que afirma sin cortapisas que “Catalunya es una nación, y Madrid no”. Tampoco a un catedrático de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha como Juan Sisinio Pérez Garzón, quien admite que Catalunya sale perjudicada con la financiación autonómica y que sitúa el origen de la nación española con la Constitución de 1812, y no 300 años atrás. Ni se podrá tachar de radical a Riquer cuando reconoce abiertamente que Catalunya “no se ha sabido explicar bien” en España”. (Cfr. “La película Cataluña-Espanya profundiza en los recelos con que se miran las dos naciones”, en El Periódico de Catalunya, 26 de abril de 2009).
Por otra parte, aparecen imágenes televisivas de José María Aznar, Mariano Rajoy, Alfonso Guerra, Rodríguez Ibarra, Carod-Rovira..., entre otros líderes de la Oposición y del Gobierno de la izquierda, que resultan muy clarificadoras y sirven como contrapunto al relato; al igual que la voz en off de César Vidal, desde “La Linterna de la COPE”, que abre el filme. También se incluye, en los títulos de crédito finales, la lista de aquellas personas representativas que no aceptaron ser entrevistadas, como Pilar del Castillo, Miquel Roca Junyent, Jiménez Losantos o Pedro J. Ramírez.
No sé si Cataluña Espanya contribuirá a un mejor entendimiento de y en nuestro país. Pero, sin duda, puede servir como punto de partida para un sano y amplio debate público entre los ciudadanos del Estado español.