Giacomo Campiotti ha traducido en
imágenes con brillantez una historia cotidiana que captaría a numerosos
adolescentes de varios países, basado en el best-seller
de Alessandro D’Avenia -un joven profesor italiano, autor de esta novela
realista-; pues Bianca come il latte, rossa come il sangue -título original del
libro- ya cuenta con varias ediciones en distintos idiomas.
Me ha sorprendido la poca resonancia
entre la crítica y el gran público de este importante film; no quisiera pensar
que ha sido silenciado. Está producido en 2013 por Luca Bernabei, a través de Lux Vide, firma para la
que también realizó Campiotti otras obras notables, como Prefiero el Paraíso (2010) y Moscati,
el médico de los pobres (2017), además de series televisivas tan celebradas
como Bakhita (2009). Pues como los
títulos citados, se trata de una película con hondos valores humanos y de plena
actualidad.
Narra una historia de amor
adolescente, y capta con enorme espontaneidad el amor platónico de un
estudiante de Secundaria en un Instituto público, en Verona, con la rebeldía e
inestabilidad sentimental propias de la edad. El crítico y profesor Juan
Orellana valoraría así Blanca como la
nieve, roja como la sangre: “La película tiene una dimensión pedagógica, ya
que enfrentar a los jóvenes a la cuestión de la verdadera naturaleza del amor,
del sentido del sufrimiento y del valor de la vida -y de la muerte- no es cosas
banal hoy en día, y aunque la cinta carezca afortunadamente de didactismo, es
muy sincera al plantear tales cuestiones, sin énfasis necesarios. También la
relación entre el profesor y Leo es un guiño para el público más adulto sobre
la naturaleza de la tarea educativa”.
Giacomo Campiotti (Varese, 1957) ha
sabido sacar partido a los jóvenes actores que protagonizan con gran naturalidad
el simpático relato, como si no estuvieran actuando; sobre todo, Filippo
Scicchitano como Leo, y Aurora Ruffino en el papel de su fiel amiga Laura.
Estamos, por tanto, ante un fresco melodrama juvenil, que vale la pena visionar, y olvidarse de subproductos como Torrente 5, que están batiendo la taquilla española y los cuales manifiestan el bajo nivel de un sector de espectadores del país. Este tipo de obras, como las novelas para adolescentes que escribe el filósofo José Ramón Ayllón, son un aliciente para nuestros estudiantes y sirven asimismo para aproximar a los adultos a cierta problemática de la juventud actual.
Estamos, por tanto, ante un fresco melodrama juvenil, que vale la pena visionar, y olvidarse de subproductos como Torrente 5, que están batiendo la taquilla española y los cuales manifiestan el bajo nivel de un sector de espectadores del país. Este tipo de obras, como las novelas para adolescentes que escribe el filósofo José Ramón Ayllón, son un aliciente para nuestros estudiantes y sirven asimismo para aproximar a los adultos a cierta problemática de la juventud actual.
(Publicado en la sección de "Sociedad" del Diario YA, www.diarioya.es, 20-X-2014)
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