Entre críticas al presidente Trump, la reivindicación
a los artistas negros y un fallo garrafal en la entrega del Oscar a la Mejor
película, transcursió una gala llena de glamur y polémica
Ciertamente, seis estatuillas doradas fueron para
afroamericanos -ausentes en la pasada edición-, mientras la favorita con 14
nominaciones sólo se fue con otras seis: La
La Land obtuvo los premios al Mejor director (Daniel Chazelle, 31 años),
Mejor actriz (Emma Stone). Además de los correspondientes a las mejores
fotografía, diseño de producción, banda sonora y canción (City of Stars), tema principal del film, con John Legend cantando solo al piano.
La ciudad de las estrellas es un musical
convencional, que partía como facvorito por homenajear este gran género.
Sin embargo, el Oscar a la Mejor película -tras el traspiés
de Warren Beatty y Faye Dunaway, los ya veteranos de Bonnie y Clyde, en la proclamación- fue para un film alternativo, Moonlight, que narra la dura vida de un
traficante de drogas homosexual, cuyo protagonista de color, Mahershala Ali,
obtuvo el galardón al Mejor actor secundario; al igual que la afroamericana
Viola Davis por su gran interpretación en Fences,
con un discurso entre lágrimas que fue uno de los momentos más emotivos de la
gala.
Otro
drama durísimo, Manchester frente al mar,
se llevó el Oscar al Mejor actor, Casey Affleck, y al mejor guión original,
escrito por el propio director, Kenneth Lonergan. Por su parte, Mel Gibson tuvo
que conformarse con dos Oscar técnicos por su Hasta el ultimo hombre: mejores montaje de imágenes y sonido;
mientras Martin Scorsese se fue de vacío
con su obra maestra Silencio. Le iría
mejor al canadiense Denis Villeneuve, que ganó el galardón a las mejores
mezclas de sonido por La llegada.
Asimismo, el film español Timecode,
de Juanjo Giménez, tampoco obtuvo la estatuilla dorada al Mejor cortometraje al
que aspiraba, que fue para la producción húngara Mindenski (Cantar).
El
iraní Asghar Farhadi, ausente en la gala como protesta por la prohibición de entrar
en Estados Unidos a ciudadanos de diversos países musulmanes, se llevó el Oscar
a la Mejor película de habla no inglesa por El
viajante. Curiosamente, hace cinco años ya ganó otro por Nader y Simin, una separación. El premio
al Mejor documental ha sido para el film O.
J.: Made in America, una producción de siete hores sobre O. J. Simpson,
estrella de futbol americano acusada del asesinato de su esposa.
El
presentador de esta 89 edición, Jimmy Kimmel, reivindicó a la gran actriz Meryl
Streep -“sobrevalorada”, según Donald Trump-, que, nominada por veinte vez por Florence Foster Jenkins, fue ovacionada
por el público asistente al Kodak Theatre. Pero se quedó sin conseguir la
cuarta estatuilla; como también perdió la favorita Natalie Portman, por su gran
interpretación de Jackie, el
espléndido biopic sobre Jacqueline
Kennedy.
Pienso
que no ha sido un año brillante faltan mejores películas y más profesionalidad
en la entrega de premios. Hollywood, la vieja Meca del Cine, tiene que apuntar
más alto en valores artísticos y humanos.
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