domingo, marzo 26, 2017

"INCIERTA GLORIA", UNA VISIÓN SESGADA DE LA GRAN NOVELA DE JOAN SALES



Hace más de veinte años, a través del hoy desaparecido escritor Carlos Pujol, me llegó el encargo de asesorar la posible adaptación cinematográfica de esta obra catalana de Joan Sales, considerada como una de las mejores novelas europeas del siglo XX. Hablé con la viuda del escritor, y quería que se respetase el texto de su marido. Me leí el original de Incerta glòria, en los dos volúmenes editados por Edicions 62/la Caixa (1981), y me impresionó. Pero al final no se llevó a la pantalla. Si no recuerdo mal, el director iba a ser Francesc Bellmunt. Y la viuda de Sales, Núria Folch i Pi, falleció en el año 2010.

Ahora se ha estrenado la versión producida por Isona Passola y dirigida por Agustí Villaronga (Palma, 1953), y me ha defraudado. No está a la altura de la novela del gran escritor y editor, republicano y católico. Incierta gloria no ha sido sintetizada por el cineasta mallorquín; más bien ha sido sesgada: omite a uno de los personajes centrales, el seminarista Cruells, dejando a los otros protagonistas -la Carlana, Lluís de Brocà, Trini y Juli Soleràs- sólo en el marco de la Guerra Civil española -concretamente en el año 1937, haciendo hincapié en el aspecto más sórdido, como hiciera en Pa negre (2010)- y elimina la parte más filosófica del libro original, cuyo profundo dramatismo, moralidad y calidad o estilo literario ha sido comparado con Fiódor Dostoievski, Georges Bernanos, François Mauriac o Graham Greene.

¡Qué lejos está la película de Villaronga de esos autores! Además, quién no haya leído la novela se encuentra con los personajes casi de golpe, sin apenas contextualización y descripción psicológica, y asiste sorprendido a la tragedia. Aun así, cabe reconocer la espléndida ambientación del frente de Aragón y la Barcelona de aquellos años (Plaza Palau, Hospital de Sant Pau, los bombardeos a la Ciudad Condal), al igual que la convincente interpretación de Núria Prims como la Carlana, Marcel Borràs como el teniente Lluís, Bruna Cusí como Trini, y Oriol Pla como Soleràs, aunque un tanto desdibujado. Por otra parte, Agustí Villaronga incluye una cruda escena erótica y algunos desnudos complacientes y obscenidades que no salían en el texto original; posibilidad que antaño la viuda de Joan Sales quería que yo me encargara de evitar, además de que se respetara el espíritu del libro.


Sin embargo, ante su incompleta traducción de la novela, el director se defendió así: “A mí particularmente no me interesa tanta disquisición cristiana ni tanta duda existencialista sobre la bondad que enarbola Cruells. Por eso eso sería partidario de fundir los dos personajes a favor de Soleràs”. Y también manifestó: “Filmar un proceso intelectual de personajes que hacen disquisiciones morales, metafísicas y religiosas, como es el caso, es muy difícil, siempre has de ir a los diálogos y corres el peligro de hacer una cosa pesada y poco reflexiva. El cine no es el espacio adecuado para este tipo de reflexiones… Se me hace muy difícil reflejar en imágenes el aspecto intelectual de la obra”. (Cfr. Bernat Salvà, Entrevista a Agustí Villaronga, en El Punt Avui, 15 de marzo de 2017, p. 34).

Sí el crítico y profesor Àngel Quintana escribió en el mismo diario catalán una aguda reseña titulada Sense el rerefons catòlic, donde dice que “el paso del drama existencial a la tragedia sexual provoca algunos desniveles en la película”, el también especialista Peio Sánchez termina afirmando en su crítica del film: “La disculpa no es la dificultad llevar al cine una obra de 700 páginas que necesitan ser aligeradas. Ni la solución es despojar a los personajes de su verdadera hondura dramática para traspasarlos a la dificultad de amar en tiempos de cólera y de salvar a un niño en medio del desastre. Incierta gloria se merecía algo más y no un simple cirujano de encargo. Hay en nuestra cultura un vértigo, que podemos llamar indiferencia, al abismo y a las profundidades. La novela sigue esperando al lector con la misma actualidad, la película ya es obsoleta.” (Cfr. Incierta gloria: “traduttore, traditore”, en Catalunya Cristiana, 26 de marzo de 2017, p. 26).  

Francamente, si Joan Sales (1912-1983) y su viuda -Núria Folch- pudieran levantar la cabeza, no aplaudirían.

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