Este martes murió de accidente -fue atropellado por una moto cuando estaba realizando localizaciones para el final de su nueva trilogía- el gran cineasta Theo Angelopoulos, a quien conocí personalmente con motivo de su conferencia en el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Sirva esta semblanza como sencillo homenaje
Maestro del cine griego, Theodoros Angelopoulos había nacido en Atenas (17 de abril de 1935). Después de cursar Derecho, emigró a París para estudiar Literatura en La Sorbonne y Cine en el IDHEC. Crítico cinematográfico en el diario Democratiki Allaghi, pronto se introduce en la industria cinematográfica de su país como actor y director de producción. Realizador del premiado cortometraje Ekpombi, en 1970, tras el "golpe de los coroneles", debuta el mismo año como director con el largo La reconstrucción, que sería bien acogido en diversos festivales internacionales, donde ya se reflejaba la singularidad estética de este autor: la cámara se convierte en un testimonio impasible de la intimidad de los personajes.
Pero su reconocimiento mundial llega con su primera trilogía sobre la Grecia contemporánea: Días del 36, El viaje de los comediantes y Los cazadores (1972-1977), influida por el estilo didáctico de Bertolt Brecht, que resultó de una lectura difícil por su peculiar simbología crítica y su gran cantidad de alusiones políticas e históricas. En esta tríada fílmica, el maestro Angelopoulos bucea en la memoria colectiva de su país, oponiendo el pequeño grupo humano al héroe tradicional y la masa. A tal fin, utilizaría las posibilidades creadoras del plano-secuencia para superponer momentos históricos y pasar del mito a la realidad.
Su estilo épico-cultista, de gran belleza poética y virtuosismo de imágenes, bebe en las fuentes de la Tragedia griega. Asimismo, Theo Angelopoulos se cuestionaba la relación entre la Historia, el Tiempo y la Memoria. En sus más recientes películas, iría abandonando la carga política para insistir mucho más en la problemática social y existencial, a la vez que habñía condensado la complejidad estética y técnica de sus planos. Por ejemplo, su fábula onírico-filosófica Paisaje en la niebla (1988) refleja la crisis existencial de hombre de hoy, a través del itinerario físico-moral de unos niños griegos en busca de la libertad. Pero su magistral La mirada de Ulises (1995) es una de las obras más importante de la cultura del siglo XX, justo cuando el cine había cumplido sus primeros cien años de existencia.
Después llegarían La eternidad y un día (1998), nueva parábola sobre la emigración y las contradicciones existenciales de un poeta, plena de sugerencias e íntimamente relacionadas con los grandes clásicos griegos. Su nueva trilogía, iniciada con la también impresionante Eleni (2004) y continuada con I skoni tou hronou (20o8) -todavía sin estrenar en España-, no ha podido concluirse por esta muerte prematura a los 76 años.
El humanista Theo Angelopoulos era, sin duda, uno de los autores más reconocidos dentro del panorama cinematográfico internacional.
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