Como casi todos los años, asistí a la Gala de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, que emula a la famosa de Hollywood desde hace 26 años. La nueva edición fue bastante comedida y llena de glamur. Por la alfombra roja desfilaron bellas actrices -también extranjeras, como Melanie Griffith y Salma Hayek-, luciendo vestidos de alta costura, y directores como Carlos Saura, Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia, entre otros.
Los premios fueron muy bien repartidos: No habrá paz para los malvados, el thriller del vasco Enrique Urbizu (en la foto, junto a José Coronado), derrotó a La piel que habito, el último melodrama de Pedro Almodóvar, por 6 contra 4. También cuatro galardones obtuvo el western Blackthorn. Sin destino, de Mateo Gil. Y con tres merecidos “goyas” se fueron Eva, ópera prima del barcelonés Kike Maíllo -también premiada en los “Gaudí”- y La voz dormida, del andaluz Benito Zambrano. Así, que todos contentos.
La nota más fuerte de la noche la puso Santiago Segura, el artífice de Torrente, que realizó un incendiario monólogo; cosa que no hizo la presidencia de la Academia Española en su discurso oficial ante las autoridades: el ministro de Cultura y su secretario de Estado. Los “twitteros” solicitaron que sea el presentador de la próxima ceremonia, en lugar de Eva Hache, que lució siete modelos. También dio su “número” Isabel Coixet, al agradecer el “Goya” al Mejor documental: Escuchando al juez Garzón. Pero la sangre llegó menos al río que en la Gala de la Academia Catalana.
Más de cuatro millones de telespectadores tuvo esta XXVI edición de los Premios “Goya”; espectadores que después no van a ver cine español.
(Publicado en DE PELÍCULA, http://www.diarioya.es/, 25-II-2012)