La ceremonia de los Oscar de
Hollywood ha sido el evento más esperado del pasado fin de semana. El glamur ha
centrado la atención de todos los mass-media del mundo, así como los modelos
que exhibían las estrellas de la
Meca del Cine.
El reparto de estatuillas doradas
ha sido, como casi todos los años, el previsto: premios para todos los gustos.
Pero, en la 86 edición, los académicos de Hollywood han optado por lo
“políticamente correcto”, que es lo que está de moda.
De ahí que los principales Oscar
hayan recaído en Gravity y 12
años de esclavitud. El film del mexicano Alfonso Cuarón ha superado en
premios a la película del británico Steve McQueen: 7 a 3. Es el triunfo del 3D sobre el biopic histórico. Mientras la obra
alternativa de Alexander Payne (Nebraska) ha quedado en el olvido, al
igual que las ambiciosas producciones de Martin Scorsese (El lobo del Wall Street) y David O. Russell (La gran estafa americana), que se han ido de vacío.
Aun así, estos últimos filmes
reflejan la crisis moral y económica actual, al igual que Blue Jasmine, de Woody Allen, que ha sido galardonado con el Oscar a la Mejor actriz. Cate Blanchett
ha conseguido por esta gran interpretación su segunda estatuilla, y Sandra
Bullock no ha logrado su doblete por Gravity.
Por último, la Mejor película de habla no
inglesa fue para la ya galardonada La
gran belleza, de Paolo Sorrentino. Y el cine español ha estado presente con
el cortometraje de Esteban Crespo, Aquel
no era yo, sobre los niños-soldado utilizados en conflictos armados de 21
países del mundo. Pero el Oscar ha ido para un corto acerca del Holocausto, que
es más “políticamente correcto”.
(Publicado en DE PELÍCULA, http://www.diarioya.es, 4-II-2014)
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