Cuando Pixar, la compañía
de animación por computadora, pasó a las manos de la factoría de Walt Disney,
la major que fundara el gran
dibujante (1901-1966) ganó en categoría artística. Y ahora acaba de estrenar
otra obra maestra: Del revés (Inside Out, 1925), dirigida por el
especialista Pete Docter con la colaboración del filipino Ronaldo del Carmen.
Francamente, desde que contemplé
en mi infancia Bambi (1942) no recuerdo
haber disfrutado tanto con una película de dibujos animados, dirigida a grandes
y chicos. Veamos, con todo, su sinopsis oficial:
Crecer puede ser un camino lleno de baches y Riley no es una
excepción. Se ve obligada a dejar atrás su vida en el Medio Oeste americano
porque su padre encuentra un nuevo trabajo en San Francisco. Como todos
nosotros, Riley se deja guiar por sus emociones: Alegría, Miedo, Ira, Enfado y
Tristeza. Las emociones viven en el Cuartel General, el centro de control de la
mente de Riley, desde donde la ayudan a superar los problemas de la vida
cotidiana. Mientras Riley y sus emociones se esfuerzan para adaptarse a una
nueva vida en San Francisco, la confusión se apodera del Cuartel General.
Aunque Alegría, la emoción más importante de Riley, intenta mantener una
actitud positiva, el conflicto de emociones surge al tener que hacer frente a
una nueva ciudad, una nueva casa y una nueva escuela.
Estamos,
por tanto, ante una película ejemplar, que derrocha ingenio y extraordinaria
imaginación –incluso con homenajes a las pinturas Picasso y Dalí–,
donde los valores humanos quedan bien patentes y el público es arrastrado por
la belleza y el dinamismo de sus imágenes.
Pero
esta opinión está ratificada por la crítica más rigurosa. José María Aresté,
director del mejor portal de información cinematográfica (www.decine21.com), la ha calificado con un
10 y los aficionados con 9,5. Y dice así:
“Pete Docter (Up, Monstruos S.A.), director y guionista
secundado por compañeros como Ronaldo Del Carmen, se mueven más que nunca en el
filo de la navaja, pues dar vida a lo que hay dentro de una persona, todo lo
que configura su forma de ser, inteligencia y voluntad, y que le lleva a
actuar, a soñar, a reír, a llorar, a consolar, parece, esta sí, de verdad, si
se nos permite parafrasear a una serie y saga de películas, misión imposible. Y
sin embargo, ese manojo de personajes que operan dentro de Riley –y sus
semejantes, mostrados a escala menor, en otros seres humanos, como los padres–,
no resultan ridículos o increíbles, sino tremendamente entrañables, y el
espectador reconoce que por emociones como ésas se mueve en tantas ocasiones.
Emocionar representando
emociones es rizar el rizo, y aquí se logra de modo sobresaliente, conjugando
la risa y el llanto, sonrisas y lágrimas, para así hablar de las cosas que
importan, la familia, la amistad, los grandes ideales, el desarrollo de los
talentos, que permiten superar los inevitables bajones que acompañan a la
existencia humana”.
¡Hasta
39 dibujantes conté en los títulos de créditos finales! Son 95 minutos de un festival
de animación, que vale la pena visionar con toda la familia. Posiblemente, Del revés precisará una explicación de
los padres para los más pequeños. Pero no se pierdan la gran película de este
verano. Y si la quieren disfrutar en catalán, vayan a los cines “Boliche”, precedida
de un corto también entrañable: Lava.
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