Como todos los años, el mundo del
cine se ha centrado en las codiciadas estatuillas de la Academia de las Artes y
las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que ya han llegado a su 88 edición.
El presentador, el afroamericano Chris Rock, se hizo eco de las críticas a la
falta de diversidad, pues no había nominados negros en esta convocatoria -que
incluso se intentó boicotear-, atacando a la vieja Meca del Cine por racismo.
Aun así, el mexicano Alejandro
González Iñárritu -a quien llaman “el negro"- se llevó el Oscar al Mejor
director por El renacido, aunque su dura
y favorita película fue derrotada por Spotlight,
de Tom McCarthy, sobre los viejos casos de pederastia en la diócesis de Boston,
que fueron investigados en su día por un equipo de periodistas que ganaron el
Pulitzer. Si bien este film está realizado al estilo de Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976) sobre el
célebre Watergate, el ataque a la Iglesia Católica es manifiesto y no se hace agradable de ver.
Con todo, Leonardo DiCaprio, después
de cinco nominaciones, sí se llevó el Oscar al Mejor actor por su gran interpretación
en El renacido, que ganó la tercera
estatuilla dorada a la Mejor fotografía; mientras Ennio Morricone, otras tantas
veces nominados, obtuvo su Oscar a la Mejor partitura musical por Los odiosos ocho, del violento Quentin
Tarantino. Asimismo, el también violento Mad
Max: Furia en la carretera fue la más premiada: seis galardones técnicos,
venciendo a la nueva Star Wars y a la
valorada Marte.
No sorprendieron los premios a la
Mejor actriz, Brie Larson, por su gran trabajo en La habitación, a la vez que los secundarios fueron a parar,
merecidamente, a Mark Rylance, por El puente de los espías, y a Alicia
Vikander, por La chica danesa. Al
igual que el Mejor film de animación sería una vez más para la factoría
Disney-Pixar, por Del revés. Y el
premio a la Mejor película de habla no inglesa recayó en El hijo de Saúl, del húngaro Laszlo Nemes, otra visión del Holocausto.